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Sobre nosotros

Nuestra visión y compromiso con los pueblos de la Amazonía

La Amazonía es conocida por ser la mayor selva tropical del mundo, albergando una biodiversidad fascinante y siendo escenario de leyendas impresionantes. Lo que pocos saben, sin embargo, es que detrás de la vegetación existen pueblos que, a pesar de haber vivido allí durante siglos, actualmente sufren el impacto del cambio climático, la contaminación global, el abandono de las poblaciones circundantes y la injusticia social a la que han sido sometidos.

Misión

Promover el bienestar social de la población en situación de vulnerabilidad, brindando asistencia integral con enfoque en salud, educación, deporte, alimentación y vestimenta.

La realidad de la Amazonía

¿Cómo viven nuestros pueblos?

El acceso a la educación en el territorio amazónico no es equitativo. En 2022, solo el 14,4 % de la población mayor de 25 años había completado la educación superior. Entre las comunidades ribereñas e indígenas, esta proporción es aún menor. La mayoría de las comunidades que cuentan con algún centro educativo solo ofrecen plazas para la educación primaria. Por ello, es común que los pueblos tradicionales tengan que desplazarse diariamente a otras comunidades donde hay escuelas de secundaria o incluso mudarse, abandonando sus comunidades de origen para poder estudiar. Si un joven desea cursar educación superior, el éxodo rural ocurre nuevamente, ya que, en general, solo en los pocos centros urbanos existe la posibilidad de acceder a una universidad. Sin embargo, este recorrido sigue siendo una alternativa privilegiada. La mayoría de las veces, el trayecto desde casa hasta la escuela se realiza a pie durante muchos kilómetros en la estación seca, y en la temporada de crecida de los ríos depende de la disponibilidad de una canoa y combustible, lo que contribuye a una alta tasa de deserción escolar.

Es urgente transformar esta realidad. Creemos que una educación de calidad puede y debe ofrecerse dentro de las aldeas y comunidades amazónicas, permitiendo que estén plenamente capacitadas para albergar centros de educación superior en sus propias localidades. De este modo, será posible valorar las culturas locales y preservar las tierras ancestrales, garantizando un futuro más justo para estos pueblos.

Cuando se trata del acceso a la alimentación y al agua potable, la crisis se vuelve aún más alarmante. Según el Censo del IBGE de 2022, 2 millones de personas en la Amazonía viven en situación de inseguridad alimentaria. Las graves sequías de 2024 agravaron esta situación, provocando escasez de alimentos en 9 de cada 10 tierras indígenas de Amazonas. Ese mismo año, todos los municipios del estado fueron declarados en estado de emergencia por el gobierno estatal, en una calamidad sin precedentes.

El tiempo en que era posible sobrevivir solo con la recolección, la caza y la pesca ha quedado atrás. El cambio climático ha alterado los ciclos naturales del bosque, impidiendo que los alimentos sembrados en la temporada seca sean cosechados antes de la siguiente crecida. Además, cuando los ríos aumentan su nivel, la contaminación del agua provoca brotes de enfermedades, haciendo que la vulnerabilidad de las comunidades sea aún más crítica.

Ante este panorama, es urgente brindar asistencia inmediata a las miles de comunidades afectadas e implementar programas sostenibles que promuevan la seguridad alimentaria y el acceso al agua potable a mediano y largo plazo.

El acceso a la ropa también es un elemento esencial para la dignidad humana en la región. Cientos de comunidades en el interior de los ríos rara vez tienen acceso a vestimenta adecuada, tanto por la gran distancia con los centros urbanos, lo que implica costos de combustible exorbitantes y días de navegación, como por las injusticias sociales que dificultan el traslado de los residentes a estos lugares.

El resultado es que muchos niños crecen sin saber lo que es usar zapatos, sandalias o chanclas, quedando expuestos a infecciones causadas por espinas, niguas y hongos. Además, usan ropa desproporcionada para su tamaño, vistiendo prendas de adultos, ya que renovar el vestuario infantil cada año es inviable. Para los adultos, la situación no es diferente: muchos solo tienen un único conjunto de ropa, el que llevan puesto. Con él se bañan, pescan, realizan sus actividades diarias y lo secan al sol, repitiendo este ciclo continuamente. Al final del año, se puede imaginar el estado de estas prendas, desgarradas y cubiertas de hongos.

Es fundamental rescatar la autonomía de estas comunidades en la producción de su propia ropa, una práctica que se ha perdido a lo largo de los años debido a las injusticias laborales y a diversas formas de opresión que han afectado a estos pueblos. A corto plazo, la donación de materiales y vestimenta puede aliviar esta realidad, pero es imprescindible invertir en soluciones sostenibles que garanticen dignidad y autonomía a las poblaciones amazónicas.

En todas partes, pero especialmente en los centros urbanos, la juventud ha perdido sus sueños a causa de la delincuencia y el narcotráfico. Esta no es una realidad exclusiva de la Amazonía, pero aquí adquiere un peso aún mayor, ya que muchas comunidades del interior albergan grandes plantaciones ilegales de coca, marihuana y otras plantas que luego se convierten en drogas.

Los jóvenes marginados, después de abandonar la escuela, encuentran enormes dificultades para reintegrarse en la sociedad y construir un proyecto de vida. Cuando no son asesinados por la delincuencia o víctimas de una sobredosis, terminan quitándose la vida debido a la depresión.

En este contexto, los programas deportivos han demostrado ser una herramienta poderosa de transformación. A través del balón, la cancha y el uniforme, los adolescentes en situación de vulnerabilidad social encuentran una nueva oportunidad para empezar de nuevo y cultivar esperanza en medio del caos en el que viven. Más que una actividad física, necesitan un acompañamiento cercano, alegría y nuevos sueños, y eso es precisamente lo que buscamos ofrecer.

Por último, la necesidad de atención médica en las comunidades del interior se vuelve evidente. Además de las problemáticas ya mencionadas, la falta de medicamentos, tanto genéricos como específicos, es enorme. Los equipos de atención del SUS y otras iniciativas estatales han hecho su parte, pero la demanda es tan alta que, con frecuencia, encontramos personas que, aun habiendo sido atendidas, solo recibieron una receta médica, sin el medicamento prescrito, ya que los suministros de los equipos enviados se agotaron rápidamente.

Sin farmacias cercanas, estas personas continúan sin asistencia, sin poder obtener los medicamentos por sí mismas, ya que el costo del combustible para llegar a una farmacia puede superar miles de reales. ¿Atención de urgencia? Ni en sueños. La realidad es que los puestos de salud en algunas pocas comunidades solo disponen de medicamentos básicos, como analgésicos y fármacos para problemas estomacales. Y eso si hay atención disponible. Miles de comunidades ni siquiera reciben asistencia médica.

Además, los servicios odontológicos, oftalmológicos, pediátricos y de salud de la mujer son prácticamente inexistentes en la mayor parte de la Amazonía. La presencia de profesionales capacitados y comprometidos, que atiendan a cada comunidad con cuidado y confidencialidad, podría marcar una enorme diferencia, incluso en la identificación de casos de abuso y explotación infantil y de violencia contra la mujer. Invertir en la salud de estas poblaciones no es solo una necesidad, es una urgencia.

Mucho más allá de la sostenibilidad

Justicia y restauración

La perspectiva que realmente cambiará la realidad vivida por los pueblos de la Amazonía va más allá del deseo de preservarla tal como está: el bosque necesita ser mantenido, pero la vida cotidiana de sus habitantes requiere restauración. Todos los que han visitado una aldea en el interior saben que los grupos étnicos claman por ayuda contra las injusticias que aún impregnan el bioma.

La Asociación Actos de Justicia se levanta, en este contexto, como un megáfono para amplificar la voz de aquellos que no han sido escuchados, ofreciendo la mano, no como un amigo, sino como un hermano, a cada ribereño e indígena en el corazón de la selva.

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COLABORACIÓN

Hoy, nuestra principal colaboración es con la Misión Vale da Amazonia, responsable de la ejecución de proyectos en cinco áreas de actuación que se enmarcan en los programas de la Asociación Actos de Justicia.

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Asociación Actos de Justicia

CNPJ: 51.961.859/0001-06

+55 (92) 99171-0483

Calle Camaiú, 234  

Centro, Iranduba - AM  

Código Postal 69415-000

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